jueves, 17 de marzo de 2011

TEMAS DE ESCUELAS DE PADRES


Cuántas veces nos hemos preguntado: ¿qué debo hacer en este momento? ¿Cuál sería la mejor opción? ¿Es bueno para mi hijo/a hacerlo así? ¿Cómo debo hacerlo?
Leemos libros relacionados con los temas que nos preocupan (cómo ser padres responsables, cómo actuar ante las rabietas, cuándo y cómo quitar los pañales, los celos, etc.).
Navegamos por internet entre páginas web o blogs como éste para descubrir otras maneras de hacer. Y entre tanta búsqueda tenemos el deseo de encontrar la perfecta, la que más se acerque a nuestra manera de ser y nos dé resultado.
Pero la verdad es que cada niño/a es único, cada madre y cada padre es único y habrá consejos que sí funcionen pero otros den como resultado todo lo contrario.
En el proceso de criar y educar a nuestros hijos entran en juego muchos factores. Unos antes de su nacimiento: nuestra propia infancia, lo que hemos recibido de nuestros padres, nuestra manera de sentir y ser como adultos, cómo somos como pareja, cómo concebimos a nuestro bebé. Otros después de su nacimiento: el parto, su genética, lo que recibe del entorno en el que vive y cómo lo recibe, su propia manera de hacerse ver para ser atendido, si es el primogénito, si tiene más hermanos, etc.
Por lo tanto no existe la solución única, el mejor consejo, la estrategia que pondrá fin a…, que nos ayudará a…, (por más que nos gustaría!).
Si en algún lado hemos de buscar es en nuestro interior. En nuestro corazón. Hemos de mirar hacia dentro y ver qué energía, cuánta amorosidad hay en todo aquello que le decimos y hacemos. Como una vez me dijo mi maestra: se trata de unir sentido común y corazón.

“Hazte amigo de los límites. Ayudan a crecer”
Dentro del proyecto “Sentirse Padres, Lenguaje emocional entre padres e hijos”, Un grupo reducido formado por un padre, madres y educadoras se apuntaron a este taller con el objetivo de descubrir o aprender algo nuevo que les ayudara en la relación con los hijos o alumnos.
Realizamos diferentes tipos de experiencias y dinámicas en un espacio cómodo, protegido y en confianza con la intención de que cada participante hiciera un viaje interior, en el que descubrir nuevas maneras, revalorizar las actitudes conocidas y darse cuenta de su mundo emocional.

Los límites ayudan a crecer, tanto a quien los recibe, como a quién los pone. En este sentido cada miembro del grupo experimentó diferentes dinámicas para poner su atención en aspectos importantes como:
-. Cómo pongo yo los límites.
-. Cómo reacciono cuando los recibo.
-. Qué siento ante una reacción determinada, es decir, cuando el otro reacciona con firmeza o enfado o exigencia o seguridad o confianza, etc.
-. Cómo reacciono y qué siento ante una figura de autoridad.
Cada uno hizo sus propios descubrimientos, en función de su manera de ser y su propio bagaje emocional, para poder darse cuenta de aquello que les dificulta en la relación con sus hijos o alumnos o adultos.
Como siempre digo, para educar no hay varita mágica y por eso NO podemos dar una manera general y válida para actuar ante una situación “difícil” (difícil porque quiero que me haga caso y no lo hace, difícil porque pierdo la paciencia, difícil porque acabo chillando y luego me siento culpable; en definitiva, difícil porque acabo actuando como no deseo).
Cada uno de nosotros debe encontrar cuál es su propia manera de establecer los límites, ser figura de autoridad, relacionarse des de la responsabilidad, la seguridad , la confianza y el amor. Y para ello hemos de ir mirando en nuestro interior, pues es la clave para darse cuenta que mi manera de actuar o reaccionar no tienen que ver con la conducta del niño/a, si no que únicamente tiene que ver ¡conmigo!
“Cuando no me hace caso me pongo nerviosa, le exijo más, incluso le castigo y acabamos enfadadas las dos” Esta manera de reaccionar viene condicionada por lo que estás sintiendo ante la reacción de tu hija o alumna y NO por la manera de actuar de la niña”.
El taller es principalmente vivencial, pero a finales de esta semana entregaremos a los participantes un dossier en el que estarán recogidos y ampliados todos los aspectos tratados y experimentados en el encuentro. Gracias por vuestra participación y entrega. A nosotras también nos ayudó para aprender y madurar a nivel personal y profesional.

Queremos que los niños ENTIENDAN:
1 Que es bueno compartir con los amigos
2 Que a los hermanos/as se les debe querer
3 Que los “problemas” no se solucionan pegando
4 Que aunque insista con sus llanto “nosotros” no podemos estar todo el tiempo a su lado porque….
5 Que tiene que ir a la guardería porque mamá trabaja
6 Que como ya tiene dos años ya debe dejar el pañal
7 Que el chupete deforma la boca
En cambio nuestros peques SIENTEN
1 Sienten que no quieren compartir su juguete con nadie.
2 Sienten celos, rabia que su hermano/a les quite el amor y atención de papá/mamá.
3 sienten disgusto, rabia ante un “conflicto” y lo expresan pegando, chillando, mordiendo
4 sienten miedo e inseguridad ante muchas cosas de su entorno y estar con papá/mamá les calma.
5 sienten que necesitan a mamá / papá
6 sienten presión (exigencia) cada vez que se les escapa el pipi
7 sienten que el chupete les calma, les gusta y no quieren renunciar a ese placer
Nosotros queremos que entiendan y ellos no entienden nada ¡sólo sienten! Y si son más mayores, aunque ya puedan entender, por encima estará siempre su sentir.
¿Cómo podemos entonces comunicarnos adultos y niños para poder compartir, aprender y avanzar juntos?
El lenguaje emocional tiene la respuesta.
Ven a la sesión de puertas abiertas proyecto“Sentirse padres”.
Ven con tus hijos (nietos, sobrinos, amiguitos..) pues habrá un espacio de juegos dedicado para ellos.
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